Entrevista a Blas Infante en 1931

BLAS INFANTE Y EL IDEAL ANDALUZ
SE PRETENDE RESTAURAR LA INDIVIDUALIDAD HISTÓRICA DE ANDALUCÍA
La personalidad de Blas Infante
La personalidad de Blas Infante se destaca preeminentemente en Sevilla entre cuantas otras sienten los más arraigados entusiasmos por el regionalismo andaluz.
Recto, generoso, efusivo, es un hombre de corazón; autor de libros admirables, redactor de encendidos manifiestos, conferenciante persuasivo y sabio, es un hombre de inteligencia, un paladín esforzado de la cultura, un luminar del progreso humano.
Perseverante y tenaz en sus empeños, no ha cesado ni por un solo instante en su labor de sembrador de ideas al servicio y amor a Andalucía, siendo el más diligente y prestigioso apóstol del pensamiento regionalista andaluz.
Dio comienzo a sus intensos trabajos por el año de 1912, cuando en las columnas de El Liberal y de Fígaro, de Sevilla, y en las de El Cronista, de Málaga, comenzaron a alentar muy breves palpitaciones andalucistas, rodeado en el cenáculo de la morada de Francisco Chico y Torres (1), de éste también ilustre campeón, y de Rafael Ochoa, Luis Ramajo, Antonio Ariza y Vicente Galiana.
De sus entusiasmos nació el Ideal Andaluz, Revista indomable, y el Círculo Andaluz, cátedra y baluarte a la vez.
-Nosotros -dícenos Blas Infante- sentíamos que Andalucía era un pueblo creador de culturas originales, apoyados en la historia de nuestro pueblo inmortal.
En el período neolítico, la única cultura europea se originó en Andalucía, que fue la del vaso campaniforme, descubriendo la aplicación industrial y artística del cobre. Después se crea la primera cultura histórica de Occidente, que es la de Tartesio; se descubre el bronce y comienzan las navegaciones, que alcanzan a Inglaterra por el Oeste y al Asia Menor por el Este, fundando entonces Andalucía la cultura cretense, base de la griega.
Luego viene a crear Bética una nueva cultura original, cuya inspiración es fácilmente perceptible en las obras de los Sénecas, Lucano y Columela, y en las obras prácticas de los Balbos, Trajano y otros. Los bárbaros pretendieron ahogar esta cultura, que se mantiene, sin embargo, mediante la Escuela Sevillana, con San Isidoro, etc., y que intenta tener una revelación política en las luchas contra los reyes godos y en la proclamación de rey Hermenegildo. Fracasada en su intento, llama Andalucía a los árabes en su ayuda, lo que explica la rapidez con que se logra por este pueblo la conquista de nuestro país. Y es en esa época cuando se inicia la cultura más formidable y más próxima que ha desarrollado Andalucía. Me refiero a la de Al-Andalús, la única que alumbró al mundo en los tiempos medievales y que abrió para Europa las puertas del Renacimiento, educándola en todas las ramas del saber.
Apoyados nosotros -agrega nuestro insigne interlocutor- en este fuero natural de Andalucía, como pueblo creador de cultura, hemos querido restaurar su individualidad histórica para bien de España y del mundo.
Esto es lo que nos anima en nuestro trabajo a desarrollar nuestra aspiración de volver a ser, sin dar gran importancia a la política, como los regionalistas norteños, dado que siendo la historia de Andalucía eminentemente cultural y el carácter de toda cultura es de universalista, nosotros venimos a expresar el genio andaluz, aspirando a una autarquía que implique el conjunto de aquellas condiciones de libertad económica y espiritual que nos permita seguir creando, no para Andalucía únicamente, sino para España y para el mundo.
-¿De ahí la fórmula de la empresa?
-De ahí el escudo de Andalucía, que fue votado por la Asamblea celebrada en Ronda, en 1918, y que es: “Andalucía por sí, para España y la Humanidad.”

Lo trascendente del pensamiento regionalista andaluz
-Nuestro pensamiento –prosigue Blas Infante- no solo inflama la inteligencia de numerosos andaluces de la región, sino que es fuego que corre entre los árabes andaluces de África y de todo el Oriente.
Una prueba muy interesante la tenemos en las palabras fervorosas pronunciadas en el Congreso de Delki (2) por Abel Gudra, entre los aplausos calurosos de la Asamblea: “La revolución india es un mero episodio de la gran batalla. Las agitaciones de África, los son también. Desengañaos. ¡Nada conseguirán los pueblos esclavizados de Afro-Asia mientras que el despertar no venga a abrir los ojos, en la tierra sagrada de España, de nuestra cabeza: Andalucía”.
Y más de un millón de andaluces expulsados por la bárbara intolerancia de Europa, aguardan desde Tánger a Damasco el instante de que recobremos la conciencia, soterrada por la bárbara dominación bajo capas asimilistas; pronunciando en el destierro el nombre de la Patria, pasajeramente perdida, con inefable tenacidad; amenazados con nuevas expulsiones por Francia enemiga y señalando a España el único porvenir internacional que está en Oriente, al cual se llegará sólo en nombre y con el espíritu de Andalucía.

El ideal andaluz ante las Cortes Constituyentes
-¿Cuál será la posición andalucista ante las próximas Cortes Constituyentes?
-Se pedirá la devolución de la tierra a los andaluces jornaleros, que son los auténticos de estirpe morisca, y que se concedan a Andalucía facultades autonómicas para organizarse a sí misma en los Estados que correspondan a su tradición o a sus necesidades actuales.
Respecto a la primera de nuestras instancias hemos dicho en un manifiesto reciente, firmado con nosotros en nombre de la Comisión liberalista de Andalucía de la Agrupación republicano-federal, por Francisco Chico y Ganga, Rafael Ochoa y Mariano López Muñoz: “Se impone como imperativo ineludible e indilatable, de justicia divina y de ley humana, la restitución al pueblo andaluz, inmediatamente, de la tierra que le fue sustraída. La medida reparadora ha de ser originariamente simplista, como lo fue el despojo. El empaque intelectualista de estos tiempos solo apercibe en correspondencias complicadas el modo acertado de enjuiciar y de tratar las realidades. Pero aquí se ofrece una realidad fundamental, y, por tanto, simple; y simplista ha de ser, por de pronto, la satisfacción de su clamor. Lo demás es atavismo heredado de épocas de burocracias y estúpidos complejos expedientes. Al robo se responde por la Justicia: primeramente, con la simple restitución del objeto robado a su legítimo dueño, que es aquí el jornalero, el más auténtico representante del pueblo andaluz. Sobran arbitrios elaborados por la sociología, que en este caso pueden llegar hasta ser apoyados por fundamentos de ley, para hacer inmediatamente efectivo en Andalucía, con respecto a su tierra sagrada, cuna de culturas formidables, el principio orgánico de todas las fecundidades sociales: Tierra y Libertad.
Por último, responde el leader del regionalismo andaluz a una pregunta nuestra:
-Como miembro de la Comisión designada para la reforma de la ley territorial, defenderé, en el seno de la misma, el principio de que la tierra sea del que la trabaja en posesión permanente, no en propiedad.
Y con esto terminamos nuestro diálogo.
J. MUÑOZ SAN ROMAN

Notas:
(1) Quizá se refiere en realidad a Francisco Chico Ganga, mencionado más delante.
(2) Evidentemente se trata de un error de imprenta y se refiere a Delhi.

Fuente: Nuevo Mundo, 19 de junio de 1931.