Con ocasión de la gestación en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira de una normativa municipal para impedir que ciudadanos chinos abran más comercios, para que no acaben, según las instituciones, con el comercio tradicional, me he acordado de este cartel (tamaño DIN A3 aproximadamente) que tenía guardado por algún cajón de mediados de la década de los años 90 del pasado siglo, en el que se denunciaba entonces la auténtica razón de la desaparación del comercio minorista en Alcalá, uno de los términos municipales andaluces con más grandes superficies por habitante.
Es por tanto un problema estructural de economía de libre mercado, y un problema de racismo institucional encubierto de populismo en el que se le achacan los problemas a los síntomas más visibles, no a los auténticos culpables, que siguen viviendo del dinero público, a niveles locales, comarcales y nacional.
Foto: A pesar de las leyendas urbanas que corren sobre los negocios regentados por personas de nacionalidad china, adjunto esta simpática fotografía de un local de estas características -del que por cierto, soy cliente habitual- cerrado por vacaciones.