En esta época de reivindicaciones
de soberanías y de derechos a decidir, Andalucía parece que ha dejado de
existir en el concierto del actual Estado de las Autonomías. Una Andalucía que
en las décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo comenzó a desperezarse,
pero a la que el juego de los partidos políticos parece que volvió a adormilar.
Hoy, como ya se fue consciente entonces, conviene conocer cual fue la posición
y la actitud de quienes hace cien años, en un contexto social e histórico con
tantos paralelismos con nuestros días (algunos autores lo han calificado abiertamente
como de una segunda Restauración borbónica), decían y reclamaban quienes
reivindicaban hablar en nombre de Andalucía y en nombre de esa parte del pueblo
andaluz consciente y maduro. La obra recién publicada Historia de los orígenes del andalucismo. El Centro Andaluz de Sevilla
(Editorial Almuzara, 2014) viene a intentar cubrir en alguna medida esa laguna
historiográfica, esa desmemoria histórica aparentemente inherente al carácter andaluz,
para arrojar luz sobre una cuestión que continúa hoy, como ayer, tan candente.
Historia de los orígenes del andalucismo ahonda de manera rigurosa
y sistemática en el modo de actuar y de entender la realidad de aquellos
primeros autonomistas, aquellos primeros regionalistas, o aquellos primeros
andalucistas, según se quiera especificar, pero en definitiva aquellas personas
que entendieron la urgente necesidad que Andalucía tenía (y tiene) de conocerse
y reconocerse, para que ésta no quedara relegada una vez más a los últimos
puestos de todas las estadísticas que tuvieran algo que ver con el desarrollo y
la convergencia con los territorios más prósperos.
Pero además, la obra se adentra en
este interesante y casi desconocido período para el gran público, de la manera
más atractiva posible para quienes desean conocer realmente a cerca de la
cuestión: a través de las fuentes directas de aquellos años, utilizando como
materias primas la prensa sevillana y andaluza de principios del siglo XX, las
obras escritas por los mismos protagonistas de los acontecimientos recogidos en
sus páginas, y toda la información disponible en muchos de los archivos
públicos que conservan lo que quedó tras los expurgos realizados tras el
estallido de la Guerra Civil en 1936, un barrido documental destinado en las
más de las ocasiones para servir de instrumento de represión y depuración.
El texto de más de 250 páginas que
hoy se publica dentro de la Colección “Andalucía” de la editorial cordobesa
Almuzara, fue galardonado con el XXIV Premio Memorial Blas Infante, convocado
anualmente por la Fundación que lleva el nombre de este pensador andaluz, y hace
un repaso exhaustivo por la evolución del pensamiento y el discurso de aquellos
que se dedicaron a definir qué era aquello del Ideal Andaluz –hoy denominados
Andalucistas Históricos- a lo largo de de los años que existió la institución
llamada Centro Andaluz, en la que participaron, además del propio Blas Infante,
otros conocidos nombres como Rafael Ochoa, Hermenegildo Casas, Antonio Ariza,
José Andrés Vázquez, José María Izquierdo, los hermanos Lafita, Gabriel
González Taltabull, o incluso Diego Martínez Barrio. Nombres que hoy nos
parecen diversos e incluso desconectados entre sí, pero que de 1915 a 1926
encontraron un espacio político y organizativo común de pensamiento, debate y
acción que marcaría el devenir de cada uno de ellos, y encaminado a tratar de
mejorar la realidad de los andaluces y andaluzas de su época, a través de la consecución
de su autogobierno, en forma de Estatuto de Autonomía.
Como podemos ver a través de las
páginas de esta obra, el recorrido por dotar a Andalucía de sus propias formas
de autogobierno cumple ya cien años, por lo que no se trata entonces de ningún
snobismo desechable, y nos hace pensar en la necesidad de mantener y ahondar en
esos pequeños logros obtenidos colectivamente por el pueblo andaluz.
Jesús Vergara Varela (Historiador)
Fuente original: Viva Sevilla, nº 2.384, 31 de octubre de 2014, pág. 2