Propaganda regionalista en Villaviciosa de Córdoba
Ante numerosa concurrencia se ha verificado, en la sociedad de El Porvenir, un acto de propaganda en el que han intervenido los notables oradores don Federico y don Rafael Castejón.
Fueron presentados por el entusiasta joven don José Sánchez Moyano, quien dijo que la renovación política que predicaban los señores Castejón era la vid americana que había de salvar los viejos viñedos extenuados por la filoxera.
Don Rafael Castejón, con fácil y elocuente palabra, dijo que desde la tierra baja subían al corazón de la Sierra, para hablarnos de la vida nueva, de la vida que ha de traernos el resurgimiento nacional.
Olvidemos lo pasado –dijo- y vivamos como hombres cultos y que la política nueva sea como el faro luminoso que conduzca al bienestar moral y material de nuestro pueblo. ¿Qué es el regionalismo? Que no haya pueblos oprimidos; porque sin libertad no es posible la vida.
Dentro del regionalismo caben todas las ideas; pero así como no es posible recetar la misma pócima para todos los enfermos, de la misma manera cada pueblo necesita su receta. Esta debe ser la autonomía municipal. Venimos a hacer patria y España no vivirá con holgura y libertad mientras el pueblo andaluz no imponga el regionalismo.
El regionalismo andaluz es muy distinto del regionalismo catalán. Nuestro regionalismo debe ser agrario. El regionalismo andaluz quiere el impuesto progresivo sobre las rentas. Si no produce la tierra que pague con relación a lo que pudiera producir; de esa falta de impuesto nace la emigración española.
Habló también del impuesto sobre la renta, ambas cosas implantadas en Inglaterra, y terminó haciendo un llamamiento a todo el pueblo de Villaviciosa para que todos sus habitantes cooperen al resurgimiento regional, a fin de que no manipule el caciquismo y se pueda aplicar a este pueblo el nombre de Villabuena en vez de Villaviciosa.
Al terminar su hermoso discurso fue premiado con prolongados aplausos.
Le siguió en el uso de la palabra el culto catedrático don Federico Castejón, quien con palabra reposada y sencilla nos dijo que en el siglo XIX se había desangrado España, porque unos querían practicar una política y otros otra, mientras la masa general de los habitantes se moría de hambre, a pesar de tener muchas leyes libertadoras, pero sólo en el papel.
No predicamos la República y tampoco la Monarquía. Queremos orden. No seremos nosotros quienes aconsejemos al pueblo que se lance a la calle, no. Del trabajo nacerá la regeneración de la Patria y ha de venir por medio de la evolución en sentido educativo. Votos y nada más.
El regionalismo nos traerá la descentralización, y así como hoy hemos de mendigar a Madrid para que se nos concedan carreteras y ferrocarriles, entonces, implantando el regionalismo, nosotros seremos dueños absolutos de nuestra casa, que es el pueblo que nos vio nacer.
El caciquismo se impone a base de concesiones. El caciquismo de arriba y el de abajo se entienden por medio de un empleado, que está en medio; antes se llamaba subdelegado, jefe político y hoy gobernador. Estos han de desaparecer para bien del pueblo español.
Habló ligeramente de Marruecos, en el que dijo que hemos intervenido con títulos nobles, pero nos hemos desangrado.
A grandes rasgos nos explicó los acuerdos de la Asamblea parlamentaria y añadió que esta asamblea, más importante de lo que en un principio se creyó, fue la muerte de los partidos turnantes.
Hizo un parangón entre la gente vieja y nueva, abogando porque desaparezca aquella.
Añadió que, si aún hay lucha de partidos, es porque ha quedado gente vieja y que el día que sea una verdad la muerte política de la gente vieja, habrá desaparecido el caciquismo.
Nos habló del Estado actual y dijo que este es enemigo del trabajo. El hombre trabajador se ve obligado a dejar sus campos o su taller, porque aquel no hace más que, a medida que prospera en sus negocios, le va imponiendo más y más los onerosos tributos, abandonando a los holgazanes y a las tierras incultas. Estas deben pagar como aquellas y el que por su negligencia o abandono no las cultive, justo es que el Estado se haga cargo de ellas para que sean fuente de riqueza para el que trabaja.
Hay que pensar en el impuesto sobre la tierra, porque si la contribución se impone a las casas, se construirán menos casas, si sobre los ferrocarriles, menos ferrocarriles se construirán.
Terminó diciendo que el programa regionalista es fiel reflejo de las ideas de aquel gran hombre que en la vida se llamó Pí y Margall.
Recomendó al pueblo que se redimiera por sí mismo, empleando el voto, a fin de que en pocos años formemos una nación federativa, como Suiza, Alemania y los Estados Unidos.
Agradó en extremo la conferencia del señor Castejón, por lo que, al dar fin al discurso, una salva de aplausos coronó su trabajo.
El Corresponsal.
Fuente: Diario de Córdoba, 30/Enero/1918
Caricatura Castejón: Córdoba, nº 43, 9/Junio/1917:
"FIGURAS CONOCIDAS.=Don Rafael Castejón, quien por su privilegiado entendimiento, serenisimo y claro, que avalora una extensa cultura y la luz de un vivo amor a Andalucía, es en justicia considerado como una de las principales figuras de la juventud cordobesa.
Caricatura de Cámara."