Una de las medidas adoptadas durante la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, fue la libertad de Cátedra, lo que facilitó que a los principales centros del saber en Andalucía, sobre todo Sevilla y Granada, llegaran las corrientes filosóficas y científicas que circulaban por aquel entonces por Europa: Darwinismo, krausismo, positivismo,… además de servir de palanca para la creación de nuevas escuelas, facultades, cátedras, e institutos para los obreros. En todo este proceso jugará un papel de figura principal Antonio Machado y Núñez, Catedrático de Historia Natural, quien funda en 1869 la Revista Mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias, y en 1871 la Sociedad Antropológica Sevillana. Respecto a la importancia de esta libertad de cátedra, él mismo dirá en el nº 1 de dicha revista: “Apenas proclamada, todos los hombres amantes de la Ciencia se agruparon para difundirla, sacrificando a tan elevado y noble propósito las pasiones de partido y las diferencias de escuela”.
En esta revista se tratará por primera vez la realidad andaluza desde una metodología científica, y se acerca por primera vez al estudio de la etnicidad andaluza, con remarcada importancia dada al sentido de “dignidad” personal de los andaluces y al “espíritu de independencia” que predomina en las clases populares de nuestra tierra, reflejado en la negativa a la interiorización de la supuesta inferioridad del pueblo andaluz, que explicaría en buena parte la historia de éste y de sus rasgos culturales a niveles simbólicos:
“En los pueblos diversos de las provincias andaluzas, de semejanzas en la configuración general de sus naturales, (hay) analogías en lo físico, tendencias morales uniformes, parecidas modulaciones en su acento y manera de hablar, propensiones intelectuales semejantes, tendencias y arranques unísonos, y otras señales indescriptibles, que nos revelan un pueblo de origen común, modificado por las mismas causas, sujeto a influencias de idéntica naturaleza y con ello un sello especial que lo distingue de los otros de la Península Ibérica”.
También realiza desde sus páginas la primera negación del concepto de “reconquista” (que más tarde retomará Alejandro Guichot):
“Conquistada la península y subyugados los visigodos por la raza árabe o semítica, un nuevo germen vino a fecundar la sangre romana: el contacto de siete siglos produjo en Andalucía una amalgama en los dos pueblos, y el día que fueron arrojados de España, hermanas eran ya la raza vencida y la vencedora, y extrañas y extranjeras fueron para los cordobeses y sevillanos las huestes que capitaneaba el Santo Rey, mientras que españoles podían llamarse los que tenían tantas generaciones nacidas y sepultadas en las tierras de Andalucía”.
En esta misma revista comenzará a publicar también su hijo Antonio Machado y Álvarez “Demófilo” (padre de los poetas Antonio y Manuel Machado), haciendo una verdadera aproximación al flamenco como elemento cultural y como elemento andaluz. En 1881 funda la Sociedad El Folklore Andaluz, y desde aquí recoge la cultura popular como una auténtica ciencia en movimiento, y refleja el componente político y de crítica social que ésta tiene. Huye del academicismo y el elitismo intelectual, y trata de sacar al pueblo como mero objeto de estudio para convertirlo en sujeto, considerándolo el verdadero agente de la historia. Por otro lado, incide en la defensa de las autonomías regionales.
Entre 1882 y 1883 esta sociedad publica la revista El Folklore Andaluz, que en 1884 se transforma en El Folklore Bético-Extremeño.
Debido a su precaria situación económica, se ve obligado a emigrar a Madrid y poco más tarde a Puerto Rico, volviendo a Andalucía para morir en Sevilla en 1893, con sólo 46 años de edad. Su muerte significará el fin de estos estudios, debido fundamentalmente, según Isidoro Moreno, a tres factores:
-La gran burguesía le había dado la espalda, puesto que en esta época ésta ya había hecho el giro antidemocrático y había fijado definitivamente sus intereses en el centralismo español, por lo que no le interesa la defensa de la especificad andaluza. Se afianza así clase la identificación de lo andaluz con lo español como autojustificación ideológica.
-La pequeña burguesía federalista, desde la Constitución de Antequera, vivía sus momentos más bajos, acosada por un lado por la gran burguesía antidemocrática –por tanto, antifederal-, y por otro por las teorías maximalistas obreristas. Además, recordemos la negativa arriba citada de someterse a las disciplinas de partido.
-Las clases populares ya habían hecho su propio giro hacia el anarquismo y el socialismo, debido a la pérdida de confianza en la pequeña burguesía desde La Gloriosa y por la inmediatez de sus problemas.
Fuente: MORENO NAVARRO, Isidoro, "Primer descubrimiento consciente de la identidad andaluza (1868-1890)", en Historia de Andalucía, T. VIII, Planeta, Barcelona, 1981
Imagen superior: Azulejo a Demófilo en la calle Pureza de Triana.