Moción del Centro Andaluz de Sevilla, 1919


El Centro Regionalista Andaluz por la autonomía regional
Moción presentada al Ayuntamiento hispalense y a la Diputación Provincial

Excmo. Ayuntamiento: aunque la Junta de Relación de todas las secciones del Centro Regionalista Andaluz se dirige, con estas fechas, por manifiesto a todos los municipios, representantes en Cortes, Diputaciones, entidades y asociaciones políticas, culturales, agrarias y económicas, con los fines que se dirán, esta sección local del mencionado Centro acude especialmente a V.E. para someter a si consideración los hechos que siguen los cuales fundamentan la petición que al final de este escrito se deduce.
La hora de la liquidación de la vieja España ha sonado ya.
Cataluña y Vasconia en el Congreso de las Nacionalidades de Lausanne de 1916, presintiendo el triunfo del espíritu de la nueva Era, consagrador de los fueros más naturales de las nacionalidades más vivas, han hecho afirmación categórica de sus respectivas distinciones nacionales ante el mundo entero. Su afirmación reforzada dentro del territorio ibérico, por el clamor de sus aspiraciones nacionalistas, han llegado a imponerse a los gubernamentales de todos los campos políticos, que representan efectivamente o que desde la oposición parlamentaria aspiran a representar a ese Estado sin esencia nacional que se llama Estado Español.
Después, en estos últimos días, Galicia, Aragón, Valencia, Asturias, hasta Extremadura y aún Castilla, claman por el reconocimiento de sus aspiraciones autonómicas. Y todas ellas, menos la última, por medio de sus organismos representativos u oficiales. Si Andalucía se ama a sí misma y ama a la federación de las demás regiones, debe apresurarse a hacer acto de afirmación y de presencia en este concierto de voces de liberación. Por amor a sí misma, puesto que ya no habrá una sola región dominante ni un sólo poder central, sino varias regiones y poderes dominantes que pactarán entre sí lo que a su interés convenga. Y el objeto de esos pactos serán los restos pasivos de la España inerte. Todos los lugares del mundo están ya colonizados por naciones poderosas.
Los pactos que entre sí celebraron los poderes distintos han versado, en cuanto a la política colonial, sobre el medio de colonizar su respectivo interés sobre lugares bárbaros o sobre pueblos impotentes.
De modo que el resto de España fuerte será el único gesto de contradicción que se ofrecerá a los Poderes distintos de las nacionalidades de Iberia y esta Andalucía de nuestros favores todos, la nación de historia más gloriosa y eficiente, consumida por la tiranía secular que viniera a inflinjirle el Poder coaligado de las nacionalidades del Centro y del Norte, seguirá siendo la más explotada; seguirá siendo (Andalucía) la cenicienta de esa familia explotadora que no tuvo bastante en venir a asfixiar su genio heterodoxo con el humo de hogueras y con la presión de martirios implacables, que no se satisfizo con privarla de sus campos de verjeles para convertirlos en eriales, lanzando a sus hijos a emigraciones dolorosas o los encerró en las sucias gañanías, ergástulas miserables levantadas por su espíritu feudalista, desconocido por nosotros, que vino a perdurar en el moderno feudalismo territorial. Sino que llegó a presentar a la nación más bella de la historia y de más hermoso genio que en el mundo fueran, como la creadora de los vicios que su propia degeneración fraguó, ofreciendo el genio nacional andaluz, caricaturizado por una larga tragedia de miseria y dolor, como bufón miserable de España y de Europa.
Pero aún por amor a la libre federación que el espíritu afectivo de Andalucía ansiara siempre con los demás pueblos, aunque nada bueno haya debido, hasta ahora, a la Unión, los andaluces deben hacer ese acto de presencia y de afirmación autonómica al que nos referimos al principio. La igualdad ante la ley es la base de toda sociedad verdadera. Esto que es una verdad inconclusa, con respecto a los individuos, lo es también con relación a los pueblos. Cuando se ha pensado en establecer una Sociedad de las Naciones, este pensamiento ha tenido que apoyarse como base en la condición necesaria de que todos los pueblos son iguales ante el Derecho y el Poder internacional.
Sin ese fundamento no se concibe la Sociedad de Naciones.
En una sociedad de pueblos como Iberia, en la cual hubiera regiones libres o dominantes con poderes políticos privativos, ordenados a la defensa de su particular interés, y regiones esclavas, sujetas a la decisión concertada de los Poderes de todas las libres, se desarrollarían odios antisolidarios que desgarran la sociedad de los individuos en dos clases de explotadores y explotados.
Sólo la mutua libertad es base del respeto mutuo. Y sólo ese respeto puede ser base de un recíproco amor. Unicamente podrán existir ese amor y comprensión mutua, que vendrían a traducirse en la conciencia supernacional de Iberia federada, cuando la libertad de todas las regiones provea a cada una de ellas de un Poder privativo, que desde su propio interés venga a despuntar libremente con los demás Poderes regionales.
Por esto se impone la concesión de la autonomía, en Cortes Constituyentes que a todas las regiones reconociera igual derecho para convenir entre sí los términos del pacto federativo.
He aquí pues, lo que pedimos al Excmo. Ayuntamiento. Que se dirija a los poderes centrales representativos de un Estado sin esencia, a fin de que conceda por decreto la autonomía, lo haga también a la región andaluza en iguales términos que a las demás de España; o en otro caso, que convoque las Cortes Constituyentes con las finalidades dichas.
Creemos urgente esta medida. Habiendo la conciencia del sentimiento español muerto en los hombres que habitan en territorio ibérico, el proceso de desintegración habrá de precipitarse, con peligro para la Federación. Andalucía tendrá que sustentar privativas aspiraciones nacionalistas, quiéranlo o no, por convergencia o exclusión, porque Andalucía quedará sola.
Suplicamos a V.E. obre como este escrito se demanda.
Sevilla, 29 de noviembre de 1918.
Por la Sección Local del Centro Regionalista. La Junta Directiva.
Fuente: HIJANO DEL RÍO, Manuel y RUIZ ROMERO, Manuel, ¡Andaluces levantaos! Primer texto político a favor del autogobierno de Andalucía, Ayuntamiento de Écija, 1997