Luisa Infante

Luisa Infante habla de la detención de su padre, Blas Infante:

Yo me fui a la casa de los guardias a preguntarles que quien era aquella gente; porque yo nunca había visto un falange ni nada de eso. Estaba dentro de la casa cuando vi que se lo llevaban. Se volvió así un poco y dijo a los guardias “adiós Anita, adiós Salvador”. Mi madre me decía que yo me había escondido. ¡Y qué me iba a esconder! Es que estaba en el campo y vi ese revuelo de gente, a Crespo, a un guardia civil, a un municipal, a otros falanges… Por eso me fui a preguntarle a los caseros. Rosario, la mujer que estaba en la casa, contaba que detuvieron a mi padre y que Crespo le dio un empujón a mi madre; mi madre se revolvió y le dijo: “Soy sobrina del Gobernador”. Y eso le impresionó al hombre y se portó, bueno dentro de lo que cabe, porque le respondió a mi madre: “¿Usted no ha dicho que es sobrina del Gobernador? Pues haga usted el favor, señora, de adelantarse a mí, que yo voy a hacer tiempo para que llegue usted a Sevilla antes que yo”. Mi padre dijo entonces que ella no tenía que hablar con nadie. Entonces, ese señor le dijo: “Yo sé la gravedad de las órdenes que tengo que cumplir”. Las órdenes eran que lo mataran en la carretera y que se le aplicara la ley de fugas. Cuando se lo llevaron, mi madre nos cogió a los cuatro y nos llevó a casa de don José Martínez Luna, procurador de mi padre; era falangista y además el padrino de mi hermana Alegría. Nos dejó en su casa de la Gavidia. Don José acompañó a mi madre a varios sitios. Que había que tener valor en aquellos tiempos. Fue a ver a otro amigo militar, que la acompañó al Gobierno Civil. Se entrevistó con su tío (Pedro Parias); pero él le dijo que no sabía nada de eso. Consiguió al fin ver a mi padre donde estaba detenido. Pocos días después volvió a verlo. Nosotros nos quedamos abajo en un coche. Yo creo que serían sus últimas palabras cuando le dijo que en la caja de caudales quedaban trescientas pesetas, que nadie le pagaría y que nos comprara juguetes. Nosotros no lo vimos; pero él sí nos vio desde la ventana.
Mi padre fue la víctima. Pero también lo fue mi madre. No dormía, no pensaba más que si cuando lo mataron habría quedado vivo… iba de noche de cuarto en cuarto. Perdió mucho peso. Y qué hombres tan cobardes. Que un hombre tan caballeroso tenga que dejarse matar por esos chulos… Hay muchos que se hacen los valientes con una mujer así. Y muchos de los que se decían amigos de mi padre, la veían por la calle y le volvían la cara. Mi madre tuvo que vender la casa de Casares, la de Sevilla, el cortijo de Peñaflor, para poder vivir, conservar la casa y sacarnos a todos adelante. Y para colmo la gente le decía “¡su familia, su familia!”. Sí, la familia… Mi padre le dijo a mi madre, la última vez que lo vio antes de que lo asesinaran, que era ese pleito familiar con la familia de Peñaflor. Ese pleito… Sí, así se lo dijo. Y así murió la pobre en 1954, a los 63 años. Y lo que tuvo que pasar. Era una mujer fuerte. Aparentemente, claro, porque por dentro estaba destrozada… Mi padre es el hombre más valiente que ha habido en Andalucía. Porque en sus circunstancias podía haber vivido muy bien, y con lo que él quiso a su tierra; quizá el que más. Él adoraba a su tierra tanto, que cuando murió su madre dijo: “Este amor que yo le tengo a mi madre, también lo paso a Andalucía”. En la cartera llevaba un trocito de bandera y un mechón de pelo de su madre. Lo que más quería lo llevaba con él el día que lo asesinaron.
¿Qué si perdono? Yo, por lo menos, no puedo perdonar. Mi madre nos decía que, según, la doctrina de la Iglesia, no se puede perdonar un roba hasta que no se devuelva lo robado… ¿Y quién devuelve una vida? No. Yo no puedo perdonar. Esa es la verdad. Muchas veces me pongo a pensar en mi madre y me digo que hay que ver con lo feliz que era esta mujer y qué criminales, qué país tan horroroso.

Fuente: RAMOS ESPEJO, Antonio, y TÉLLEZ, Juan José, Carlos Cano. Una vida de coplas, Andalucía abierta, Sevilla, 2004, pág. 76-78
Imagen: De izquierda a derecha: Fernando Repiso, Paco (marido de Luisa), Francisco (hijo de ambos), Emilio Lemos y Juan Álvarez Ossorio, en Coria del Río (www.cosasdeandalucía.com)
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