Recuerda: Miércoles 15 de Abril de 2009, 11h
Parlamento de Andalucía, Sevilla. Puerta de entrada principal
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Hace ahora noventa años, un grupo de andaluces se atrevía a hacer público un alegato -dirigido a los representantes en Cortes, Diputaciones, Ayuntamientos, Universidades, etc.- en el que se denunciaba el “silencio de muerte” del pueblo andaluz.
Y continuaba: “Sentimos llegar la hora suprema en que habrá de consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España”…/… “Declaremos a los representantes del régimen actual y sus procedimientos, incompatibles en absoluto, por su inconsciencia e inaguantable contumacia con las aspiraciones generosas de renovación”… y seguía con afirmaciones aún más contundentes y reivindicativas, que los parlamentarios andaluces seguramente no leyeron cuando incluyeron una mención a este Manifiesto en la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía.
Una reforma en la que se ponía fecha de caducidad a la Disposición Adicional Segunda, incluida en el Estatuto de 1981 y a la que el Gobierno de Andalucía y el Gobierno de España, han colocado, en un tétrico supermercado de la dignidad, precio: 1.204,41 millones de euros.
La oligarquía que actualmente representa al pueblo andaluz se ha atrevido a valorar cientos de años de humillación, ha convertido en euros el sudor de los jornaleros, la desesperación de las madres ante la pobreza, los siglos de explotación social, de aculturación, el expolio de nuestras riquezas, las plusvalías de los emigrantes, los beneficios enajenados por empresas foráneas gracias a unos salarios de miseria, el usufructo de la cultura popular andaluza para fomento del turismo, la destrucción de nuestro ecosistema, el establecimiento de bases militares, la utilización de nuestro territorio como cementerio nuclear… Para ellos, es necesario volverlo a decir, nuestra dignidad vale 1.204,41 millones.
Cuando, gracias a la lucha de nuestro pueblo, Andalucía consiguió una autonomía al máximo nivel competencial permitido por España, se vio, era obvio, que nuestra nación necesitaba una aportación anual adicional con el fin de lograr la convergencia con el resto de territorios del Estado, ya que Andalucía se encontraba con los parámetros más bajos en todos los datos socioeconómicos. Por ello, se incluyó en nuestro Estatuto de Autonomía una disposición adicional que obligaba al gobierno de Madrid a abonar una cantidad suplementaria anual hasta que Andalucía lograra alcanzar los mismos niveles que España. Durante veintisiete años, todos los gobiernos que han pasado por Madrid han hecho oídos sordos a este mandato de nuestro Estatuto. ¡Veintisiete años han pasado y Andalucía continúa en el mismo lugar que a la finalización de la dictadura! Y, ahora, pretenden poner fin a esta infamia con una cantidad inferior a la que otros territorios del Estado han rechazado “por no ser mínimamente dignas” cuando el gobierno central se las ha ofrecido como cantidad suplementaria anual.
Señores parlamentarios, escuchen al pueblo andaluz: “La deuda histórica no se pagará hasta que Andalucía se vea resarcida por los cientos de años en que ha sufrido menosprecio. Hasta que España la trate con respeto. Hasta que Andalucía abandone el estado de subdesarrollo y de explotación social en el que se encuentra desde hace siglos. Hasta que disfrute de la misma renta per cápita, del mismo PIB, de los mismos niveles sociales, educativos, culturales y económicos que la media del Estado Español”.
Este es el espíritu y la praxis que los legisladores pensaron cuando redactaron la Disposición Adicional Segunda del Estatuto de Autonomía de 1981. Por lo tanto, lo que sea mensurable evalúese en su justa medida. Pero no se trata de asumir una cantidad cualquiera, menos aún una cifra ridícula en proporción al desfase económico que sufre Andalucía, se trata de iniciar una relación diferente -Andalucía/Gobierno Central- que permita ir mejorando la situación social y económica, hasta llegar al nivel digno que merece el pueblo andaluz.
La autentica deuda histórica de España para con Andalucía va mucho más allá de lo meramente económico. No existen millones en el mundo que hagan posible la compra de un pueblo. Otórguenle a Andalucía el lugar que por respeto a su historia y a su dignidad como pueblo le corresponde. Permítanle desarrollar sus potencialidades, no le asignen el papel de territorio subsidiado y servil. No se aprovechen nunca del “silencio de muerte de sus conciencias calladas”. Respeto, dignidad y libertad… y entonces comenzará el pago de una deuda que nunca se podrá abonar únicamente con dinero.
Para ustedes, como políticos, todo ha acabado, para nosotros, como pueblo andaluz, la lucha continúa.
¡Andaluces levantaos! ¡Sea por Andalucía!
Imagen: Extraída de http://nacionalismoandaluz.spaces.live.com/