Este es un texto contemporáneo a los hechos que narra de la Revolución de 1868 -conocida como La Gloriosa o como La Septembrina- y aunque políticamente es contrario a los mismos, refleja muy bien tanto lo sucedido como la percepción que los sectores conservadores tenían de los revolucinarios cantonalistas:
"Transcurrían aquellos azarosos días del año de 1868, en los cuales no era un misterio para nadie en nuestra ciudad, que tres de los partidos políticos sevillanos, el progresista, el demócrata y el unionista, conspiraban coaligados, sabiendo que la mayor parte de la guarnición respondería a las órdenes de jefes militares de alta graduación, con quienes contaban, y en la seguridad de que no habría de faltarles la ayuda moral y económica de caracterizados propietarios y comerciantes. Con primates de las tres citadas ramas liberales habíase formado un secreto comité, el cual asumió, con la responsabilidad del éxito, la suprema dirección del movimiento revolucionario que había de entregar los destinos de la nación a un Gobierno provisional. El secretario del Gobierno civil y Gobernador interino, D. Miguel de Bethencourt, al tener noticias del pronunciamiento de la Marina en Cádiz, al grito de ¡Viva España con honra!, y del programa que, con las firmas del Duque de la Torre, Prim, Dulce, Serrano Bedoya, Nouvillas, Caballero de Rodas y Topete, se había repartido profusamente al pueblo, conocedor de que dicha sublevación sería adicionada y completada en Sevilla, en donde debía convertirse en obra verdaderamente revolucionaria, publicó un bando, en el que se resignaba a su autoridad en el general Vasallo. Si nuestro propósito no fuera otro que el de trazar, en cuanto a monumentos y obras de artes se refiera, los hechos realizados por quienes, sublevados contra aquellos que motejaban de ignorantes, de enemigos del saber y de partidarios del oscurantismo, y llevando en sus labios constantemente las palabras progreso y libertad, dejaron atrás, según consignó un escritor, a los mismos que, de los páramos del Norte y de las orillas del Caspio, vinieron en otro tiempo y poblaron nuestro hermoso suelo, dándole el nombre de Vandalia, nos extenderíamos en consideraciones sobre el modo en que se desarrollaron los sucesos en aquella mañana del 19 de Septiembre, en la que ya el citado Capitán general de Andalucía se retiraba al cuartel, en donde se alojaba el regimiento de artillería rodada, tristemente convencido de que era el único de toda la guarnición que seguía fiel a sus órdenes. En la tarde de dicho día, la pronunciada guarnición de Sevilla, con su segundo cabo, el general Izquierdo, a la cabeza, fraternizaba con el pueblo en aquella plaza nueva que llevaba el nombre de la sobrina de la aún reinante Isabel de Borbón, y a la que, pocos días después, se había de rotular con el de “Libertad”. En las primeras horas de la noche se constituía en las Casas Consistoriales la Junta Provincial Revolucionaria de Sevilla, compuesta de las personas siguientes: D. Antonio Arístegui, presidente; D. Rafael Izquierdo, D. Federico Rubio, D. Joaquín Peralta, D. Francisco de P. Candau, D. Juan José HidalgoD. Juan José Hidalgo, D. Francisco Javier Caro, D. Francisco Díaz Quintero, D. Felipe Álvarez Sotomayor, D. Manuel Carrasco, D. Antonio Machado, D. Manuel Pastor, D. Manuel de la Puente y Pellón, D. Tomás Arderíus, D. Federico de Castro, D. Manuel Sánchez Silva, D. Manuel Laserna y el Marqués de la Motilla. Esta Junta, tras de redactar un manifiesto-programa, confirió el cargo de Capitán general al mariscal de campo D. Rafael Izquierdo; de Gobernador militar, al brigadier D. Manuel Laserna; de Gobernador civil, al general Peralta, y de Alcalde presidente, a D. Rafael Laffite, el cual dimitió a los dos días, siendo sustituído por D. Francisco de Paule Castillo, alcalde segundo. Para los restantes puestos del Municipio designó: Tenientes, D. Laureano de las Conchas, D. Joaquín Casanovas, D. José Calcaño, D. Fernando Blesa. Regidores: D. Andrés Cortés, D. Juan José Martínez, D. Carlos Morón, D. José Silva, D. Manuel San Miguel, D. Víctor Galán, D. Timoteo Merino, D. Joaquín Caro, D. Manuel Semprum, D. Enrique Alegría, D. José Reyes, D. Florencio Payela, D. Francisco Puertas, D. Joaquín Castillo, D. Pablo Subirá, D. Juan Cruz, D. Gonzalo Machuca, D. Antonio Álvarez, D. Santiago Laborda, D. Teodoro Muñoz, D. Bernabé López, D. José Sopeña, D. José Pareja, don Juan Sánchez, D. Emilio Blanco, D. Matías Díaz Plata, D. Francisco Oliva y D. José Sierra Paiba. Inmediatamente de constituido este municipio daba una alocución al pueblo, que decía:
“SEVILLANOS: Correspondiendo al Ayuntamiento elegido por la JUNTA REVOLUCIONARIA a sus vivos deseos de mejorar las condiciones del vecindario, se ha instalado en el día de hoy y dispuesto que, desde luego, quede abolida la odiosa contribución de puertas y consumos.- Sevilla 20 de Septiembre de 1868.- El Alcalde 2.º, FRANCISCO DE P. CASTILLO.”
Y aquí damos por terminado este sucinto relato, no sin antes hacer constar que, en el cabildo celebrado por la nueva corporación la noche del siguiente día, se tomaba el acuerdo de derribar el monumento llamado “El Triunfo” y proceder, sin levantar mano, al de la herreriana Puerta de Triana, nuncio de otros atentados artísticos de irreparables consecuencias para nuestra ciudad."
Fuente: TASSARA Y GONZÁLEZ, José María, Apuntes para la historia de la Revolución de Septiembre del año de 1868, en la ciudad de Sevilla, Capítulo Las vísperas de Alcolea, Sevilla, 1919, reeditado por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla en el año 2000.
Imagen: Ayuntamiento de Sevilla, donde se desarrollaron gran parte de los hechos narrados.
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