Luisa Infante habla de la detención de su padre, Blas Infante:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS5yO0sNa_0gCCINYQdCpnAYdACqJRphMjGqjdRRgSgks3RLivCfB7Zkh14XNqXrv3N79ex-u_aaQQgCbTKr_oXhJbLRu9Awr8_KTh_ufQlVqS2K42Mc6R20jgVo57qlKKgpDfu7r7meS9/s280/Luis+Infante-Andalucistas.jpeg)
Mi padre fue la víctima. Pero también lo fue mi madre. No dormía, no pensaba más que si cuando lo mataron habría quedado vivo… iba de noche de cuarto en cuarto. Perdió mucho peso. Y qué hombres tan cobardes. Que un hombre tan caballeroso tenga que dejarse matar por esos chulos… Hay muchos que se hacen los valientes con una mujer así. Y muchos de los que se decían amigos de mi padre, la veían por la calle y le volvían la cara. Mi madre tuvo que vender la casa de Casares, la de Sevilla, el cortijo de Peñaflor, para poder vivir, conservar la casa y sacarnos a todos adelante. Y para colmo la gente le decía “¡su familia, su familia!”. Sí, la familia… Mi padre le dijo a mi madre, la última vez que lo vio antes de que lo asesinaran, que era ese pleito familiar con la familia de Peñaflor. Ese pleito… Sí, así se lo dijo. Y así murió la pobre en 1954, a los 63 años. Y lo que tuvo que pasar. Era una mujer fuerte. Aparentemente, claro, porque por dentro estaba destrozada… Mi padre es el hombre más valiente que ha habido en Andalucía. Porque en sus circunstancias podía haber vivido muy bien, y con lo que él quiso a su tierra; quizá el que más. Él adoraba a su tierra tanto, que cuando murió su madre dijo: “Este amor que yo le tengo a mi madre, también lo paso a Andalucía”. En la cartera llevaba un trocito de bandera y un mechón de pelo de su madre. Lo que más quería lo llevaba con él el día que lo asesinaron.
¿Qué si perdono? Yo, por lo menos, no puedo perdonar. Mi madre nos decía que, según, la doctrina de la Iglesia, no se puede perdonar un roba hasta que no se devuelva lo robado… ¿Y quién devuelve una vida? No. Yo no puedo perdonar. Esa es la verdad. Muchas veces me pongo a pensar en mi madre y me digo que hay que ver con lo feliz que era esta mujer y qué criminales, qué país tan horroroso.
Fuente: RAMOS ESPEJO, Antonio, y TÉLLEZ, Juan José, Carlos Cano. Una vida de coplas, Andalucía abierta, Sevilla, 2004, pág. 76-78
Imagen: De izquierda a derecha: Fernando Repiso, Paco (marido de Luisa), Francisco (hijo de ambos), Emilio Lemos y Juan Álvarez Ossorio, en Coria del Río (www.cosasdeandalucía.com)
Artículos relacionados: